Nos sentimos inmensamente privilegiados por haber recibido en nuestro colegio a uno de los mensajeros más importantes de la Iglesia Católica, el Nuncio Apostólico en Venezuela, Monseñor Aldo Giordano.
Como representante del Papa Francisco en nuestro país, monseñor Giordano conoce perfectamente las necesidades de los venezolanos. Desde muy temprano llegó al Jenaro Aguirre para conversar y abrazar a nuestros Jenaritos, a sus maestros y en especial a la Madre María Luisa Casar, nuestra fundadora y guía.
Ofició una misa solemne para todos los amigos y colaboradores que pudieron acompañarnos.
Con un lenguaje llano y adaptado a nuestra realidad, nos dio un mensaje contundente para actuar con Misericordia, nunca perder la Fe y continuar haciendo nuestro trabajo.
Nos dijo: “los discípulos acudieron a Jesús pidiendo que les aumentara la Fe. Jesús les dijo, si tuvieran Fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso arráncate de raíz y plántate en el mar. Con esta imagen nos quiso decir que si tú tienes un poquito de Fe, tú puedes hacer cosas imposibles… El amor y un gesto de Misericordia pueden salvar vidas… y salvar al mundo.
Recuerden: si tenemos Fe, así sea tan pequeña como una semilla de mostaza, podemos hacer milagros. Esta obra educativa es un milagro que nació de una pequeña semilla de mostaza. Nació porque hay muchos gestos de amor, hay muchas personas que hacen gestos de solidaridad, de ayuda, de amistad.
Este milagro renueva nuestra Fe y nuestros deseos de amar, porque el amor es la más grande revolución del mundo”.
En fin fue una bellísima ceremonia alegre y muy colorida gracias a las coreografías del maestro de Arte y Teatro Anthonys Perdomo y los Jóvenes Callejeros de la Fe, además de las voces de los Pequeños Cantores de la Schola Cantorum de Venezuela, Núcleo Jenaro Aguirre, quienes fueron dirigidos por Luimar Arismendi y Roberto Medina.
Cerramos con las palabras de María Luisa Casar, quien elogió el apoyo y los gestos de todos nuestros amigos y colaboradores, con un agradecimiento especial a la esposa del Embajador de Francia en Venezuela, la Sra. Dalal Desagneaux, quien intercedió ante el Nuncio para realizar esta inolvidable visita.
María Luisa fue ampliamente reconocida por Monseñor Giordano y puesta como vivo ejemplo de las palabras del Evangelio: “una semilla de mostaza en el Barrio 24 de Marzo de Petare”.
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